martes, marzo 26, 2013

Sobre las influencias en los deseos


En primer lugar, el factor económico en la toma de decisiones no debe ser considerado un factor influyente, dado que tanto la capacidad de ahorro como la existencia de bienes y servicios ofertados se encuentra actualmente garantizada. Con esto quiero decir que cualquier deseo sincero cuenta con el respaldo de la economía actual de mercado para ser cumplido (una radicalización en lo instantáneo de poder concretar esta realización es el crédito bancario). Contando con la garantía capitalista, cualquier deseo que involucre costo monetario es posible de realizar.

Contando con esta garantía, no debemos conducir nuestras decisiones vitales sólo en relación a este factor, puesto que la capacidad de deseo trasciende la situación financiera vivida. Por lo tanto, el origen de nuestros deseos debe tener autoría ó en nuestra capacidad de decisión individual, o en el cumplimiento de designios divinos.

Enhebrar una vida a partir de designios divinos puede ser beneficioso para la comunidad y para el individuo; la búsqueda de conciencia espiritual puede generar bienestar, modificación y resolución hasta en los sistemas más materiales de la existencia. El interés de generar estas acciones queda además incuestionada dado que la relación divino-humano no es simétrica, y por lo tanto, no es reducible ni menos sometible como al factor económico. Su falencia consta en que a la realidad exterior la deja en segundo plano, y así descuida el desarrollo en esta región de la existencia.

La tercera alternativa propuesta es conducir la vida desde el cumplimiento de deseos individuales. En esta disposición debemos superar rápidamente los deseos de inspiración egocentristas, porque estos pertenecen en realidad al ámbito de las decisiones influenciadas por el factor económico, poseedores de tensión y temor por proteger en exceso el bienestar propio. Las decisiones personales que contemplen el servicio social pueden ser considerados cualitativamente superiores, por contemplar el saneamiento del sistema en su conjunto. Nuestro deber como pensadores es, si hasta esta vía social ya no nos satisface como inspiración, se debe encontrar un nuevo fundamento que se sume tanto a las categorías egocéntricas como sociales, pudiendo estar influenciado tanto por los avances de la conciencia interior, como las condiciones físicas del exterior.


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