domingo, junio 12, 2011

La educación no tiene ni principio ni final: es desinteresada

"Todo habla entre ellos, nada se logra ya ni llega a su final. Todo cacarea, mas ¿quién quiere aún sentarse callado en el nido y encobar huevos?
Todo habla entre ellos, todo queda triturado a fuerza de palabras".
F. Nietzsche - Así habla Zarathustra (1883)

Opino que las posturas que proponen el fortalecimiento de la educación municipalizada nacen por un imperativo de orden ético, existiendo implícita la siguiente lógica en tal discurso:

"Si el Estado es una entidad que representa a la ciudadanía, debe ser obligación que la ciudadanía ordene al Estado que se encargue de la educación de su gente: Sr. Estado, por el hecho de que estás al mando de todos nosotros, te ordenamos que nos eduques, ¡edúcanos!".

Al parecer, en este estadio también nos encontramos con este ser individualista el que quiere ver resultados, ya no sólo de sus "iniciativas emprendedoras privadas" de las que ya ha abierto camino para que pueda iniciar actividades, sino que quiere imponer, desde el anonimato de la ciudadanía, todos sus intereses particularidades desde la empresa "obligatoria" que nos cohesiona nacionalmente, sea ésta para exigir libertades reguladas al territorio nacional, o cohesión y disciplinamiento republicano.

Esta masa humana que utiliza al Estado para satisfacer necesidades individualistas, partidarias, ideológicas, ha estado preparándose en toda esta modernidad para prescindir de tal engranaje cuando las autoridades imperantes se vean realzadas por algún orden superior que nos unifique hacia esa nueva autoridad a la que debamos/queramos apoyarnos. El Estado está condenado a desaparecer, no sólo en pos de la ley de la familia más fuerte, sino de la necesidad de un nuevo liderazgo universal.

El que quiera una educación que supere los sentimientos de individualismo, de usura, de autoría, y de miedo a la muerte, no se interesará por la connotación de tal sistema educativo, porque la autoría no será ni individual, ni social. Propongo una educación que se prepare contra el nuevo orden inminente que embobará a la población, y que muestre autonomía, dignidad y desinterés por el hecho de realzar las técnicas humanas y no humanas: he aquí al Arte, como la gran salvadora silenciada de todo este pequeño período humano, como símbolo del desinterés y desubicación espacial del centro al que hemos pretendido apuntar en algún minuto. Fin a la PSU, Fin al Estado, Fin a la Propiedad Privada. El Arte es el primer paso para reconocer que no sabemos lo que estamos haciendo, y hacia donde nos estamos acercando.

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