martes, noviembre 08, 2011


¿Cansado de leer tanta lucha al tedioso y rasca solipsismo local por parte de los libros y películas de Alberto Fuguet? He aquí una alineación política significativa:

Película “Música campesina (2011)” o la hermandad entre chilenos y estadounidenses

La crítica local que ve en la obra de Fuguet excesiva fastuosidad personal patentada en la apropiación de espacios o temas (Aeropuertos, Hollywood, “la práctica burguesa de ver cine”), deberá expresar sus inquietudes ante la última película de Fuguet. “Música campesina” es, antes que todo, una película dedicada al pueblo de Chile, y dedicada al pueblo de Estados Unidos. 50 y 50. Algo que nosotros podremos ver de una realidad que aún no hemos querido hipotetizar al respecto (el chileno como sobrante de una sociedad especializada) y de un curioso pueblo estadounidense que no estaría jalando McDonald’s todo el día, sino que vive sencillo, aprendiendo de este sudamericano, que no sólo posee “acento” para conquistar mujeres, sino que es más desorganizado, más desconectado, siendo nuestra presencia para ellos motivo de una secreta admiración.

Con esta película los chilenos (incluyéndome) podremos volver a estrecharle la mano a un estadounidense, sin rencores, más allá de ese tenso pasado político en común. Aquí los opinantes pro o contra USA tendrán que darnos explicaciones de su fanatismo ¿Cómo es posible que la enseñanza de una lengua extranjera tenga que cargar con una carga moral nacida de un juicio histórico mantenido hasta la actualidad? ¿Por qué creemos que sólo “países pobres”, tales como los estereotipados países de México o Cuba, tengan que cruzar sus fronteras para ser mano de obra barata del “sueño americano”? El espalda mojada, querámoslo o no esta vez, es un chileno, y pagará duro su empleabilidad laboral no calificada. ¿Los espectadores podrán sentirse más conocedores de USA? No lo sé, nunca he ido para allá. ¿Se cuestiona el prejuicio a priori al país “imperialista”? Mucho, y esta exposición política que hace el autor de su visión internacional, dejará algunas bocas en el camino, teniendo que seguir adelante, ya dejando de odiar a un pueblo sin conocerlo, o tratándolo mejor que a un propio compatriota sólo porque viene de un país “rebosante de dinero y cultura”, sino que se le podrá volver a ver como es: otro humano del 2011 aprendiendo a vivir.

Finalmente, “Música campesina” (o “Country Music” para ellos) podría definirse así: Una entrega de autoestima nacional e internacional, teniendo a dos pueblos hermanos víctimas de un fundamentalismo político pasado: por la reconciliación entre chilenos y estadounidenses, no sus gobiernos.

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