sábado, febrero 11, 2012

Es en el eterno Sábado por la tarde, donde la espera del designio definitivo se rinde, y sólo una convención social nocturna tiene cabida para darle sentido a nuestra sospechosa ausencia semanal. Junto a la ley de la rectitud y un arte que cada vez menos me habla, despierto a mi caída y me preparo un coctel con los mejores consejos y mensajes de estos últimos meses. La circunferencia perfecta entre el Dar y el Recibir se ha agotado, y acudo al computador, como si él fuera un auténtico gurú, a que me dé pistas sobre lo que para los hombres significa “soñar despierto” ¿Evado la sensación de presente que debo cumplir con soñar así? ¿Diablo y Dios estarán coludidos en esta entrega de información silenciosa? Siento que me alejo de los deseos de mi sociedad que espera que celebre lo cosechado. Quiero un cuaderno con líneas para que las líneas que vienen en la hoja me den estabilidad, pero aquí me encuentro, formando caminos en medio de la nada blanca de la croquera. Si esto es un brebaje, lo quiero guardar; si esto es un viento, le hago frente, porque no sabemos los límites de los soplos que recibimos en estados de desconcierto ¿Me habrán traicionado mis convicciones de rectitud, junto al círculo productivo, sólo para verme sucumbir en este eterno Sábado por la tarde? Justo cuando me estaba acomodando para vivir los días por la connotación que le dan a sus nombres. Quién se sienta lejos de este mundo, que no tire cuerdas para salvarse, porque este ahogo es un privilegio. Casi puedo imaginarme la competición de los dedos de mis lectores por escoger una u otra información. Con un pijama y una polera me encuentro desprevenido, ante los insurrectos azotes de una suaves nubes que están ocultando la puesta de Sol oficial. Me desperté y me hice un pan, aunque compartiera el contradictorio gusto simultáneo por ir a orinar al baño. No se asusten familiares lejanos míos, sólo he declarado un empate técnico entre el alma culinaria, y el alma del baño. Sin esfuerzo hago un texto al que ya estoy considerando largo y puede que muchos apresurados deban abandonar, porque parezco no dar señal de ganadores. Quizás no a uno, que es al que damos mayor importancia en el transcurso de nuestras semanas, pero sí a varios amigos, cansados de tener que esperarse entre ellos para cumplir sus necesidades, listos ahora para caminar a la vez. Este Sábado nos exige victorias, este sexto y medio día de creación: veamos cómo vuelan estas palabras, desde la vibración de donde vengan sus informaciones. Nuevamente un cuerpo ha caído.

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