Se habla hacia adentro.
¿Cómo es posible que alguien comunique algo y que al mismo tiempo se emocione de lo que está diciendo?
Al parecer, él no está en las palabras que se están escuchando.
Está envuelto en un viaje, recordando imágenes perdidas
y en esta búsqueda personal interior
uno puede volver a su receptor con un material valorado,
sea digno de risa, digno de curiosidad, digno de pena.
Éstas son parte de las aventuras que suceden mientras escapamos de nuestra conversación por un momento.
Toda conversación, se habla hacia adentro.
Entones… ¿Ser un hablador, o ser un escuchador?
Suponiendo que ninguna de las dos modalidades de comunicación es más importante que la otra, tomaremos como punto de partida el estado actual de la comunicación verbal humana.
Como todos quieren hablar y escucharse a sí mismos, sin importar lo que hablen los demás, tomaremos valientemente la modalidad contraria: seremos los mejores escuchadores, miraremos a los ojos cuando nos hablan, y si es necesario, les daremos herramientas para que puedan seguir excavando en sus aventuras. Un poco de silencio hará justicia a la maltratada comunicación personal humana. Y los tiempos de escucha serán entregados nuevamente. Como todo, tiene algo que decir.
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