jueves, marzo 01, 2012

Sobre película “El Árbol de la Vida” (2011) o la educación contradictoria


A la persona que quiera ver la película “El Árbol de la vida” se le expondrá la tensión de dos fuerzas conceptualmente irreconciliadas: la protección celestial que ofrece la oración frente a la gravedad a la que se le atribuyen los hechos, y la fuerza incontrolada de lo salvaje que busca la expresión de su poderío, a costa de otras fuerzas hostiles en la naturaleza. Dios y Violencia son encarnados en las figuras del matrimonio O’Brien, donde el reducto de esta educación levantará contradicciones educativas a los hijos de esta pareja. Negación y afirmación mundanas seguirán luchando desde el tiempo de la prehistoria, hasta la estructura familiar humana expuesta.

Frente a las turbulencias que levantan la aparición de estas dos expectativas, hay una cita de Nietzsche que puede proponer un estado de pausa en esta situación:

“Es inhumano bendecir cuando nos maldicen”

Pero si a medida que dejamos de preguntarnos por el origen y la intencionalidad de las acciones externas, y nos avocamos a consultar la instropección, cualquier acto posterior proyectado llevará el sello de nuestras luchas internas, siendo el escenario exterior sólo un registro de tales conocimientos personales, y no la búsqueda de supervivencia por la hostilidad percibida en la seguridad ajena. Esta idea puede ser un consejo para los sujetos que se atribuyen la labor de exposición de ideas políticas contemporáneas, donde sus opiniones y críticas han sido tomadas por acciones en sí mismas, reduciendo el incentivo colectivo a hacer actos materiales.


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